domingo, 9 de octubre de 2011

Otoño poético.




AUTUMNAL (Rubén Darío, 1887)
Eros, Vita, Lumen
En las pálidas tardes
yerran nubes tranquilas
en el azul; en las ardientes manos
se posan las cabezas pensativas.
¡Ah los suspiros! ¡Ah los dulces sueños!
¡Ah las tristezas íntimas!
¡Ah el polvo de oro que en el aire flota,
tras cuyas ondas trémulas se miran
los ojos tiernos y húmedos,
las bocas inundadas de sonrisas,
las crespas cabelleras
y los dedos de rosa que acarician!
En las pálidas tardes
me cuenta un hada amiga
las historias secretas
llenas de poesía:
lo que cantan los pájaros,
lo que llevan las brisas,
lo que vaga en las nieblas,
lo que sueñan las niñas.

Una vez sentí el ansia
de una sed infinita.
Dije al hada amorosa:
--Quiero en el alma mía
tener la aspiración honda, profunda,
inmensa: luz, calor, aroma, vida.
Ella me dijo: --¡Ven!-- con el acento
con que hablaría un arpa. En él había
un divino aroma de esperanza.
¡Oh sed del ideal!

Sobre la cima
de un monte, a medianoche,
me mostró las estrellas encendidas.
Era un jardín de oro
con pétalos de llama que titilan.
Exclamé: --¡Más!...

La aurora
vino después. La aurora sonreía,
con la luz en la frente,
como la joven tímida
que abre la reja, y la sorprenden luego
ciertas curiosas mágicas pupilas.
Y dije: --¡Más!... Sonriendo
la celeste hada amiga
prorrumpió: --¡Y bien! ¡Las flores!

Y las flores
estaban frescas, lindas,
empapadas de olor: la rosa virgen,
la blanca margarita,
la azucena gentil y las volúbiles
que cuelgan de la rama estremecida.
Y dije: --¡Más!...

El viento
arrastraba rumores, ecos, risas,
murmullos misteriosos, aleteos,
músicas nunca oídas.
El hada entonces me llevó hasta el velo
que nos cubre las ansias infinitas,
la inspiración profunda,
y el alma de las liras.
Y lo rasgó. Allí todo era aurora.
En el fondo se vía
un bello rostro de mujer.

¡Oh, nunca,
Piérides, diréis las sacras dichas
que en el alma sintiera!
Con su vaga sonrisa:
--¿Más?... --dijo el hada. Yo tenía entonces
clavadas las pupilas
en el azul; y en mis ardientes manos
se posó mi cabeza pensativa...


2 comentarios:

Nicolás dijo...

No es bueno.

¡¡ES CONDENADAMENTE GENIAL!!

Oh por Dios, lo he leído como tres veces, deleitando cada palabra, saboreando cada sutil expresión, empapándome del infinito que emana a raudales de tan sencillos versos... Qué delicado, qué etéreo, qué hermoso y cuán frágil, cuán real y cuán lejano...

Cielos, he redescubierto a Rubén Darío xD Si así empezamos la temporada, no quiero ver lo que vendrá después.

Con permiso, sigo alucinando.

jengibre. dijo...

Rubén Darío es uno de los grandes poetas en lengua castellana. Un maestro de las palabras, casi un mago diría yo. Utiliza todos los "trucos" poéticos para que sus composiciones tengan música por si mismas.

Ya veremos como se desarrolla la temporada, pero de momento pinta bien. Porque espero no sólo programar a poetas conocidos. Quizás os sorprenda con algunos menos conocidos, pero de gran calidad.

Y sí, es buena idea redescubrir a Darío... lo vas a disfrutar!!!

Besitos de jengibre.

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