lunes, 11 de abril de 2011

El tren.


El tren

Hoy parto.
Me voy lejos de aquí.
Hoy parto.
No sé qué rumbo seguir.
Ayer seguía estando en mi hogar,
hoy he de partir.
Ayer sabía en dónde iba a dormir,
hoy sólo sé que mi cabeza en mi almohada no habrá de reposar.
Hoy parto.
Momento es de seguir.
Hoy parto.
Las cosas han terminado aquí.
Mañana…
Hoy tomo un tren con destino incierto,
hoy tomo un tren sin saber porqué.
Hoy he despertado con un sueño,
con un nuevo anhelo:
viajar e irme lejos,
no sé porqué.
Hoy parto.
Me voy lejos de lo que conozco,
hacia un lugar que no sé si está ahí.
Dejo todo lo que he hecho hasta aquí,
me voy a un lugar del que no he oído jamás.
¿Cuánto el viaje dura?
¿Cuán dura será la partida?
No lo sé.
He pasado del panel con los destinos,
sólo he sacado un vulgar billete.
Y el vulgar billete se ha convertido en dorado pasaje,
llave misteriosa que abre la puerta oculta hacia el más allá.
Más allá no sé qué hay,
más allá no sé qué queda.
El billete mordido,
un pasaje a lo desconocido.
Las verdes praderas que dejo atrás lloran con mi partida,
mi alma llora al no saber si he de retornar a mis tierras queridas.
Ya nada es como ayer,
porque el hoy es el mañana.
mañana que iba a ser,
mañana que es.
Las blancas nubes de humo ocultan el tren,
así de oculto está lo que me aguarda después.
¿Adónde iré? ¿Qué es lo que haré?
No lo sé.
Quizá el tren se eleve en majestuoso vuelo,
quizá se oculte en los subterráneos túneles.
Quizá de las blancas nubes…
A partir de hoy mi vida es un “quizá”,
un “tal vez” que no cesará de repetirse
hasta que marchar decida de nuevo.
Los caminos me han llevado por muchos valles,
pero ahora debo abandonarlos para siempre.
El oficial de la máquina hace sonar la aguda bisagra.
Los vagones se estremecen ante los primeros pálpitos de vida.
El sol se oculta en el horizonte.
Lo saludo. Pues este sol no lo veré más.
Cuando despierte por la mañana, veré otro sol, distinto al que dejé de ver hoy.
A la nada parto.
Parto al “no sé”.
Parto a la incertidumbre.
Parto para no volver.
Una eterna despedida,
eso es la vida.
Una eterna incertidumbre,
eso es el peregrino.
Un eterno peregrinaje,
ese es mi camino.
Un bastón de caminante,
eso es lo que traigo conmigo.
La vida es el eterno andar errante,
el dejarse llevar por el viento.
Un “adiós” a lo que conozco,
un “hola”” a lo que viene luego.
Una última gota resbala,
una última vez veo hacia atrás.
Dobla el vagón una curva
y la montaña oculta el último prado verde que ya conozco.
Al fin el tren se pierde,
hacia la incertidumbre, hacia la aventura;
envuelto en una tenue nube de humo blanco,
Hacia la aventura, hacia la incertidumbre…

Nicolás Vásquez de Aragón


6 comentarios:

Nicolás dijo...

¡Gracias por ponerlo por aquí! Sabes que es para mí todo un honor que mis pequeñas obritas estén por aquí.

Au'voir, cher ami.

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo es precioso el poema me encanto
un beso

Fiaris dijo...

Bonito poema,abrazo.

jengibre. dijo...

Hola Nicolas.

Perdón por el retraso, la falta de tiempo está empezando a ser endémica...

Gracias a ti por escribirlo y regaalármelo. Eres un gran amigo, leal y generoso. Y ya sabes que me encantan tus poemas, eres un gran poeta aunque prefieras escribir novela negra y policial... ;-)

Besitos de jengibre.

jengibre. dijo...

Hola Luna.

Coincido contigo. A Nicolás se le da muy bien la poesía, aunque suele escribir más prosa...

Besitos de jengibre.

jengibre. dijo...

Hola Fiaris.

Es un regalo de un gran amigo, leal y generoso. Y es un honor publicarla.

Besitos de jengibre.

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