jueves, 8 de julio de 2010

Reencuentro (Homenaje a Antoine de Saint-Exupéry)



Hace unos días, visitando el blog de mi amigo Canoso y su interesante post sobre el doodle con el que google conmemoraba el nacimiento del autor de El Principito, se me ocurrió este pequeño relato. Mi humilde homenaje al escritor de uno de los libros que más marcó mi infancia y que me enseñó a no olvidar nunca la niña que fui.


Reencuentro.

Iba por su sexta puesta de sol. Se sentía algo melancólico. Algo que no le había pasado desde que regresó a casa. Recordar la sorpresa y la alegría de su rosa cuando le vio regresar hizo que esbozara una pequeña sonrisa. Había cambiado mucho, bueno todo su planeta lo había hecho. No, por suerte no habían crecido los temidos baobabs, ni los volcanes habían entrado en erupción; pero alrededor de su rosa revoloteaban algunas mariposas y estaba acompañada por algunas florecillas silvestres con las que conversaba animadamente, aunque por sus gestos se veía que no había perdido ese orgullo tan suyo... ¡¡¡era una rosa!!!. Pero cuando lo vio llegar, su cara cambió, y unas lágrimas mojaron sus bellos pétalos. "Has vuelto", gritó emocionada, pero fue incapaz de decir nada más. Sólo podía sollozar. El principito se acercó a ella, y besó sus pétalos, sus ojos también anegados en lágrimas. Lágrimas de felicidad por estar en casa.
Desde aquel día, la relación entre ellos fue mucho mejor. El la cuidaba con esmero y ella ya no lo torturaba con sus caprichos. Pero cada noche, el principito miraba a las estrellas, buscando ese pequeño punto azul. Ese pequeño planeta de fuentes cantarinas, donde había dejado un amigo.
Y hoy lo añoraba más que nunca. No sabría decir porqué. Se había levantado como siempre. Había deshollinado los volcanes, soltado al pequeño cordero para que le ayudara a limpiar las malas hierbas. No había podido ponerle el bozal, pero cuando lo dejaba suelto, le ponía el globo de cristal a su querida flor. Quizás en ese momento recordó los esbozos del aviador y una punzada de nostalgia le embargó. Y se sentó a contemplar la puesta de sol.
Pero un rugido sordo, el sonido como de un motor girando, le hizo salir de sus pensamientos. Miró al cielo, buscando el origen de ese estruendo y se quedó mudo de asombro. Allí, surcando el cielo, estaba el avión de su querido amigo. El corazón le latía descontroladamente y su risa cantarina, esa que tanto gustaba al aviador, volvió a escucharse por todo el planeta.
Tras un perfecto aterrizaje, el aviador bajó de su nave, sonriendo feliz. Se fundieron en un cálido abrazo.
-Tenía que traerte la correa del bozal -le dijo a modo de saludo -no podía dejar que el cordero se comiera a la rosa.


Quiero agradecer muy especialmente a Sagitaire17, que con su comentario me dio la idea para este relato.



17 comentarios:

Pilar dijo...

Me ha encantado, El Principito es un libro que he leído infinidad de veces y tu continuación no desmerece nada, muy al contrario, encaja y completa.

Anónimo dijo...

Hola, bienvenida a este rincón.

Es uno de mis libros de cabecera y me gusta releerlo de vez en cuando. Creo que debería ser de lectura obligatoria para todos, niños y grandes, pues todos podemos aprender grandes cosas de él.

Besitos de jengibre.

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo creo que si que el Principito tendria que ser un libro obligado sobre todo para los niños
un beso corazon

AnTo dijo...

Lindo relato; me incita volver a leer el Principito :)

Besitos

Fiaris dijo...

¡que lindo! sabes aqui hace poco dieron en el teatro una obra basada en el libro a mi nieto le encantó,cariños.

Anónimo dijo...

Hola Luna.

Estoy de acuerdo contigo. Y también deberían serlo La historia Interminable y Peter Pan. Pero no solo para los niños. Los adultos también aprendemos mucho con esos libros.

Besitos de jengibre.

Anónimo dijo...

Hola AnTo.

Es una experiencia que te recomiendo. No importa las veces que lo haya leido, siempre encuentras algo nuevo, quizás porque cada vez que lo haces, eres alguien diferente, pues todo lo que vives va cambiándote.

Besitos de jengibre.

Anónimo dijo...

Hola Fiaris.

Es un libro que suele gustar a todos los niños. Está escrito y pensado para ellos. Con una sencillez que todavía engrandece más el mensaje que trasmite.

Besitos de jengibre.

Susana Pérez dijo...

Hola,
muy bonito tu relato, muy bueno El Principito.
Gracias por tu visita...

Nel Morán dijo...

Ha sido fabuloso volver a leerte y encima haciendo un homenaje a esa obra, tan clave en la vida de muchos.

Blogsaludos

Canoso dijo...

Realmente precioso Jengibre, me has devuelto la magia del principito. Bello homenje.

Un besote y buen fin de semana

Anónimo dijo...

Hola Su.

Bienvenida a este pequeño rincón. Pasa, ponte cómoda, estás en tu casa. Coincido contigo, el Principito es un libro mágico y maravilloso.

Gracias por tu visita.

Besitos de jengibre.

Anónimo dijo...

Hola Adivín.

Es maravilloso tener lectores como tú, un auténtico regalo.
El principito marcó mi infancia y mi vida. Es un homenaje que sale del corazón.

Besitos de jengibre.

Anónimo dijo...

HOla Canoso.

Te digo lo mismo que a Adivín, es maravilloso tener lectores como tú. Sí he conseguido reflejar parte de la magia de ese libro, ya me siento orgullosa. Este relato es como un pequeño planeta que refleja parte de la luz de la estrella.

Canoso, nunca olvides la magia de ese libro, nunca olvides el niño que fuiste.

Besitos de jengibre.

Nicolás dijo...

Jengibre:
¡Lo he conseguido! ¡He podido entrar! No sé por cuánto tiempo ni si esto se podrá hacer otra vez, pero bueno... allá vamos. Todo lo que debía decir sobre la parte técnica (nunca la dejaré de lado, qué se le va a hacer) ya lo he dicho en el sitio indicado; y creo que toda mi admiración, asombro y congratulaciones tambíen te las he dado merecidamente.
El principito fue uno de los primeros que leí, aunque temo decir que en esa primera lectura no entendí todo lo que debía haber entendido con su lectura; fueron necesarias unos repasos y muchas vivencias para descubrir su verdadero significado. Es un libro maravilloso, un libro de encantamiento, un libro que no tiene desperdicio. Ha de ser una guía para la vida de muchos adultos (tienen muy mala memoria, todos los adultos tienen muy mala memoria y no pueden recordar), y un manantial de sabiduría para los niños. Es no olvidar que, a pesar de crecer, de que se agreguen responsabilidades, de que cumplimos dieciocho y luego veintiuno, de que trabajamos o estudiamos o hacemos alguna actividad adulta de mucha importancia (sí, es casi textual), seguimos siendo aquel pequeño que se sentía confundido y maravillado ante lo más común del mundo. No olvidar que no debemos olvidar nunca lo que fuimos, lo que somos. Sólo quien reconozca como acto sabio el no alejarse de la inocencia y la pureza de los niños es quien de verdad ha alcanzado la sabiduría.
Me alegra mucho que las vacaciones te hayan permitido volver a tomar la pluma para deleitarnos, para deleitar a todo el mundo, con tan bellas palabras. Y lo he pensado, creo que sí, el aviador siempre habría querido visitar el asteroide b612, creo que ese era su más anhelado deseo.

¡Elen síla lumenn omentielmpo!

Nicolás,
de exámenes.

P.S. Ya la he oído, querida Jengibre: ¡Es preciosa!

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

ooooooooooooooooooooooooooh! (creo que eso lo dice todo). Genial. Por cierto, ¿te he dicho alguna vez que me encantan tus descripciones? Ese primer párrafo es excelso... y el resto también, en realidad. Un saludo.

Anónimo dijo...

Nicolás, Fantasmas, siento el retraso en mi contestación. Como veis, el tiempo es un bien escaso últimamente. Gracias a los dos por vuestros comentarios. Ya sabéis lo mucho que valoro vuestras opiniones.

Besitos de jengibre.

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