sábado, 5 de junio de 2010

Nabila (final alternativo)


Habíamos dejado a Nabila convertida en una venerable y sabia ancianita, a pesar de acabar de cumplir los 18 años. La bondad y sabiduría de Nabila atraían a la tienda de especies a muchísima gente, más aún que anteriormente lo hacía su belleza. El más asiduo a la tienda era un joven, hijo de un vecino comerciante de sedas y tejidos exóticos. Era un joven muy tímido y apocado que de niño había compartido muchos juegos con Nabila, pues apenas era algo mayor que ella. Pero al pasar los años y hacerse mayores, se sentía intimidado por la belleza de ella y por la cantidad de pretendientes que atraía, por eso se fue distanciando. Farid, que así se llamaba el joven, hacía años que moría de amor por ella, pero no se atrevía a confesárselo. Al contrario, cada vez que ella se acercaba a él, recordándole los viejos tiempos, apenas le salían las palabras, se sonrojaba y se marchaba, desolado.

Al enterarse que Nabila se había marchado de la ciudad tan repentinamente, no se lo pensó dos veces y acudió a la tienda de Said para saber que había sucedido. Said, que quería al muchacho como a un hijo, le contó que Nabila había sufrido una gran decepción, y que quedarse en la ciudad le rompía el corazón y que por eso se marchó. Farid insistió en saber donde había ido, para ir a verla y, por los viejos tiempos y lo que habían compartido de niños, consolarla y ayudarla como tantas veces había hecho de niños. Al oír aquello, Nabila que estaba en la trastienda, salió a saludar a Farid, pues sus palabras le habían llegado al corazón. Said la presentó como la abuela Nabila, y en cuanto Farid la miró a los ojos, sintió que su corazón le daba un vuelco, aquellos eran los bellísimos ojos de su amada Nabila, y cortés le dijo “Señora, veo que su nieta a heredado su belleza y el brillo de sus ojos, reconocería esa mirada aún entre la multitud”

El corazón de Nabila casi se paró en ese momento. En ese instante recordó todos los años pasados junto a Farid, las veces que el la había defendido o protegido, o aquella vez cuando murió el hermoso pájaro cantor que su padre le había traído de lejanas tierras, esas amargas lágrimas que él había sabido calmar… y en aquel momento se dio cuenta que lo que siempre había estado buscando, ese amor sincero y desinteresado, lo había tenido siempre a su lado y no había sabido verlo, había estado incluso más ciega que el príncipe Ahmed.

Y decidió arriesgarse y confesarle su secreto; si como ella creía él la amaba de verdad, la creería; y quizás entonces se rompería la maldición. Invitó a Farid a tomar un té y pastelitos de pistacho en su jardín, y una vez allí, antes de que él dijera nada, le miró fijamente a los ojos y le explicó lo que le había pasado, que ella era la joven Nabila, y le recordó todas y cada una de sus vivencias infantiles, hasta las más secretas, que sólo podían saber ellos dos. Pero no pudo terminar de relatarlas, porque los labios de Farid la hicieron callar con un beso dulce y tierno. Cuando sus bocas se separaron y abrieron los ojos… la maldición se había roto, el amor había vencido a la magia oscura, tal y como su hada madrina había predicho. Volvía a ser la joven belleza de antes, pero había aprendido una gran lección; los ojos no sirven de gran cosa si no se mira con los ojos del corazón. Los jóvenes volvieron a besarse, más apasionado y profundo esta vez. Les costó separarse, pero ya tendrían tiempo para todo eso, tenían toda la vida por delante y no pensaban separarse más; pero ahora lo primero era mostrarles a Said y Yasmín lo que había sucedido.

Y pasado el tiempo conveniente, Farid y Nabila se casaron, y no hubo en toda la cuidad ni en todo el reino un pareja más feliz.

El príncipe Ahmed, cuando supo que Nabila había vuelto más bella y feliz que nunca y que se iba a casar con Farid; sintió una punzada de celos pues habría dado su reino por estar en el puesto de Farid. Su matrimonio con Salma era muy desgraciado, al final había visto la verdadera cara d e Salma. Pero era demasiado tarde, y lo que más le dolía era que había sido él quién no había sabido ver lo que tenía.

9 comentarios:

Nicolás dijo...

Sé que ando muy perdido por estos lares y que no he hablado mucho estos últimos tiempos. Pero en fin. Creo que me estoy reservando para un acontecimiento especial en específico (y bueno, también podríamos decir que esta semana no ha sido precisamente la más indicada para andar por aquí). Me he releído el cuento (ambas partes) y creo que diría lo mismo que te dije la primera vez. Que es bellísimo, que parece que hubieras leído de verdad las Mil y una noches, y que sabes plasmar de verdad esa enseñanza que fue la primera que aprendí en un largo camino que no quiere acabar pronto. La verdadera mirada, esa que nunca engaña y que no se nubla, está en el corazón. "Cuando los ojos están ciegos", dice el Principito, "hay que ver con los ojos del corazón, y con estos ojos encontraremos el pozo de agua que tanto necesitamos". Damos demasiada importancia a los espejos y nos olvidamos de ver de forma transparente y límpida, sin que nuestra mirada verdadera sea nublada por la mirada más engañosa. Los ojos son el espejo del corazón y del alma, mas estos suelen estar nublados muy de vez en cuando y nos olvidamos de ver con el corazón. Ved siempre con la mirada verdadera y límpida, porque en el más pequeño está escondido el más grande, y porque en el más olvidado está escondido la magnanimidad y la grandeza. Sed como Sirdan, el carpintero de los Puertos Grises, y ved siempre más allá de lo de fuera, y encontrad que Gandalf, el más pequeño y, a primera vista, menos importante de los cinco sabios, era el más alto y de mayor corazón que todos los demás.

Como comentario aparte, lo cierto era que yo creía que esta "final alternativo" era parte del cuento original (es decir, que de verdad acababa aquí y no era que el primer final es el de la entrada anterior). Qué lío XD Sin embargo, lo cierto es que desde aquí tus cuentos tienen una inflexión, eso no se puede negar. El estilo comienza a madurar hasta encontrarnos con el Corazón compartido o Isolda, cuentos, sin lugar a dudas, extensos y de otro carácter. New York New York es, a mi parecer, la prueba definitiva de la naturalidad con la que ya manejas la escritura y la facilidad que has ganado con la práctica.

Esto no recuerdo habértelo dicho, pero lo cierto es que es muy importante: los nombres son geniales.

¡Elen síla lumenn omentielmpo!

Anónimo dijo...

Hola Nicolás.

No te preocupes, se que has estado muy ocupado con los estudios y que también has tenido que hacer reposo estos días.

Te explico, como dije en la entrada pasada, escribí el cuento con el final tal y como lo publique la semana pasada. Pero como era un regalo para una persona que adora los finales felices tradicionales, escribí la segunda parte, pasara darle un final feliz, pero siendo consecuente con el "otro" final. Por eso más que una segunda parte, se trata de un final alternativo.
Y creo que lo del punto de inflexión en mis cuentos es justo este, entre la primera y la segunda parte de Nabila, pues a partir de éste, todos mis cuentos han tenido finales felices del tipo "... y fueron felices y comieron perdices."
Es como si ahora fuera incapaz de terminar una historia de forma dramática o triste...

Sobre el estilo y la naturalidad de mi escritura... Si contamos que hace siglos que no escribo un cuento nuevo...

Me alegro de verte de nuevo.

Unknown dijo...

Como ya te dije en el anterior comentario...me ha encantado...precioso...si es que ahora me gustan los finales felices...de esos "y comieron perdices" Jengibre...será el amor, que me ha transformado porque antes también hacía sufrir a mis protagonistas y ahora no puedo...jaja...pensé que era falta de inspiración pero ahora veo que no...que quiero finales felices....besooosss...y espero más cuentos como estos...aunque con los finales que tú quieras...que los leeré encantada.

Canoso dijo...

Este final es más de cuento de hadas, y yo tendré un punto romanticón, porque me gusta más je je je

Buen finde Jengibre. un besote

Anónimo dijo...

Hola Marita.

Me alegra no ser la única a la que le pasa eso. Creo que ya hay demasiado sufrimiento a nuestro alrededor como para llenar con él nuestros cuentos. Creo que lo que el mundo necesita es mucho más amor.

Buen domingo y besitos de jengibre.

Anónimo dijo...

Hola Canoso:

¡¡¡Bien por ese punto romanticón!!! Como cantaban los Beatles: "All we need is love..."

Buen domingo y besitos de jengibre.

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

jajaja pues yo me quedo con el final normal, que me parece más original, pero este está muy bien pensado también, metiendo el personaje de Farid. Aunque como segunda parte tampoco estaría nada mal, porque serviría, como puedo decirlo, para hacer al final un repunte positivo, cuando parece que el cuento no acaba bien del todo. Por cierto, Nicolás tiene toda la razón, yo también pienso que escoges muy bien los nombres.

Cele dijo...

Cualquiera de los dos me gusta, por que ambos invitan a meditar y tienen su significado. Tendría un seri problema para elegir. Un trabajo excelente.
Besos

Uriel Eugenio dijo...

Hola otra vez Jengibre!
Aunque los dos finales me gustan, me quedo con el original. El nuevo lo encuentro tal vez demasiado convencional...

Un saludo!

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