Despierta tiemblo al mirarte,
dormida me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.
Despierta ríes y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.
Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro luminoso
que deja un sol que muere.
¡Duerme!
Despierta miras y al mirar, tus ojos
húmedos resplandecen,
como la onda azul en cuya cresta
chispeando el sol hiere.
Al través de tus párpados dormida,
tranquilo fulgor vierten,
cual derrama de luz templado rayo
lámpara transparente.
¡Duerme!
Despierta hablas y al hablar, vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes.
Dormida en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende.
¡Duerme!
Sobre el corazón la mano
me he puesto porque no suene
su latido y de la noche
turbe la calma solemne.
De tu balcón las persianas
cerré ya porque no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte.
¡Duerme!
Gustavo Adolfo Bécquer.
7 comentarios:
Hola cielo un hermoso poema de Becquer
un beso corazon
Hola cielo un hermoso poema de Becquer
un beso corazon
Hola Luna.
Es uno de mis favoritos. Tiene tanta ternura!!!!
Besitos de jengibre.
Maravilloso poema, Jengibre esta estrofa es sublime:
Dormida en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende.
Otra belleza para recitar en voz alta, o no?
Besos
Lo es, la verdad es que es maravilloso para recitar.
Y creo que entiendo a Bécquer. Hay algo mágico cuando contemplas a la persona amada plácidamente dormida. Es de una ternura tremenda.
Besitos de jengibre.
¿Este también es de las Rimas? La verdad, si es de ese libro, no me acordaba de él para nada, y es precioso. Un punto para tí, Jengibre, que escoges estos poemas de los "rinconcitos" muy bien.
Sí, creo que está también en las Rimas. Supongo que no es tan conocido como otros de los que he publicado, y es una pena porque es de un lirismo y una belleza increíble.
Y el mérito no es mío, sino de la genialidad del Poeta.
Besitos de jengibre.
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